Pinceladas realistas que buscan un estilo singular

Nació el 8 de mayo de 1973 en Villa Mercedes, San Luis. Pinta desde que tiene memoria. A los 15 años se recibió de profesora de dibujo y pintura y posteriormente se graduó de diseñadora industrial.

“Cuando empiezo una obra, en principio elijo una temática que me movilice y pueda expresar, que pueda transmitir al espectador. Utilizo como herramienta el dibujo, lo que me permite a través de luces, sombras, volúmenes y dar las expresiones necesarias para mostrar algún sentimiento. Si eso sucede y logro emocionar a alguien me siento más que feliz. El arte es desnudar el alma y el dibujo es comunicarlo con líneas”, reflexionó.

Pinceladas entrañables

“Mi primer contacto con el arte creo que fue desde pequeña. Recuerdo un día cuando estábamos con mi mamá en una parada de colectivos y mientras esperábamos se veía, a través de una ventana que estaba abierta, una clase de pintura y me quedé encantada viendo cómo lo hacían. Pasó un tiempo y me inscribieron. Cuando fui me di cuenta que primero tenía que aprender a dibujar, tenía 7 u 8 años, entonces me fui a otro taller con la profesora Beatriz Gargiulo y ahí sí estudié dibujo y pintura . Me recibí con 15 años, ese era mi lugar en el mundo”, contó.

“Me la pasaba dibujando y como siempre fui tímida fue mi modo de expresión, más que con palabras. La verdad que no me quería ir de las clases, cada vez que me iban a buscar me ponía triste. Me emociona acordarme de esos días de aprendizaje, de compartir con otros esa misma pasión, de descubrir lo que podía llegar a ser con el lápiz y los líneas”, expresó.

Mudanza y nuevas conexiones creativas

La vida de Gabriela estaba atravesada por el arte y había descubierto que era su pasión. Fue en ese período cuando su familia decidió dejar Villa Mercedes y mudarse a Mar del Plata. “Fue bastante duro como todo adolescente a esa edad. No quería dejar la escuela en mi ciudad ni a mis amigos, además tenía posibilidades de comenzar a dar clases en el taller de Betty, pero me tuve que ir”, recordó con cierta nostalgia.

Radicada en la ciudad costera comenzó a dar clases de artes plásticas por algunos años a niños y adolescentes. Posteriormente y luego de terminar el secundario, decidió estudiar Diseño Industrial.

“Ingresé a la facultad y tenía que asistir en doble turno, tenía una gran carga horaria, por lo que tuve que dejar de dar clases y dedicarme de lleno a la universidad, no pude pintar ni dar clases por un tiempo”, contó.

Pasaron los años y la artista mercedina decidió retomar su pasión. Se anotó en un curso para volver de a poco a los trazos. “Quería volver a ese rinconcito que tenía abandonado dentro mío, a conectarme de vuelta con mi ser y empecé a capacitarme nuevamente con maestros nacionales e internacionales y desde entonces nunca más paré”, expresó.

En el 2010, regresó a su ciudad natal con su pareja desde Mar del Plata y formó su familia. “Tengo una hija de 12 años llamada Valentina que también le gusta el arte. Armé mi propio taller, primero en un local que tuve que cerrarlo en pandemia y ahora lo tengo en mi hogar y dicto clases particulares desde los 13 años en adelante. Tengo la bendición de poder vivirde lo que me gusta, de capacitar a futuros profes”, contó Gabriela, quien también estudió con el reconocido artista plástico Ricardo Celma y actualmente lo hace con la creativa Ale Feijo en figura humana.

Asimismo, es docente en el Conservatorio de Arte “Mabel Blanco” de Villa Mercedes, donde enseña profesorado de Dibujo y Pintura, de Pintura Decorativa y de Arte Mix Media y las tecnicaturas en Retrato, Abstracción, Espatulado, Paisajismo, entre otros.

“Estoy orgullosa del camino recorrido, me encontré con excelentes maestros, compañeros, colegas y agradecida totalmente de cada uno de ellos porque despertaron en mí esa curiosidad de seguir cada día un poco más, de nunca dejar de aprender, de investigar y de experimentar. Al igual que mis alumnos con quienes nos enriquecemos mutuamente en la creación de una obra. Es fundamental la capacitación, actualizarse constantemente para descubrir diferentes técnicas y materiales”, reflexionó.

Entre el realismo y el estilo propio

A medida que fue pasando el tiempo las obras de Gabriela fueron mutando. Es una creativa que se inclina por el realismo. Sin embargo hubo una etapa en la que realizó pintura al óleo de bodegones y retratos antiguos. Actualmente, profundiza en la figura humana y en el complemento de otras técnicas.

“Considero que las artes plásticas han cambiado con el paso del tiempo, creo que es cíclico. El realismo con el arte contemporáneo no se llevan del todo bien. Valoro los avances, sus materiales pero lo visualizo más comercial. Creo que no debemos renegar de las fuentes, de los grandes maestros, de lo clásico, sea en la pintura, en la música, en todo tipo de arte y a partir de ahí generar algo nuevo si se quiere con un estilo propio”, consideró.