En el tiempo del tiempo sin tiempo. En tiempos cuando la memoria era la caja de resonancia de todos los sonidos existente y por existir, de las palabras presentes y por venir.
La palabra dice lo inalcanzable, lo incomprensible, lo fantástico, lo maravilloso, lo desconocido, llega donde la razón no alcanza. La palabra guarda la memoria de los pueblos. El arte recrea el mundo… y crea otros mundos posibles
Mitos, leyendas… Relatos que repican en los ríos de nuestra provincia, que murmuran entre las sierras, que circulan como la savia en el espinillo de Renca, que corren presurosos como las lágrimas de Popopis. Que resuenan en la melodía de un piano en un lugar oscuro y solitario.
De boca en boca va Perla, una joven de catorce años que deslumbraba con sus encantos al piano y era, además, una de las mejores alumnas de la Escuela Vicente Dupuy, en la zona Estación donde vivía. Tocar el piano era su pasión desde pequeña, su casa se inundaba de música y deleitaba a todo el barrio cuando acariciaba sus teclas. Su padre decía que era la encantadora de mortales y del más allá también, que los espíritus bailaban al son de su música por eso siempre la protegerían.
Perlita era feliz tocando el piano y pensando en su fiesta de quince, en su vestido… Y aquella trágica noche… Aquella noche su melodía se transformó. Los espíritus se inquietan, se mueven, quieren salir, y con ellos va Perlita. La música la acompaña, está ahí, la escucha y acude a ella… Una fiesta, mucha gente alegre corea las canciones y baila. Ella se acerca a la multitud movida por las melodías ya conocidas y un joven toma su mano… ya están en la pista de baile…
La noche se apaga y los jóvenes salen del lugar, está frío y él, complaciente, coloca su campera en los hombros de la frágil joven. Juntos caminan hasta la casa de Perlita y se despiden. El joven no puede olvidarse de aquella bella bailarina que lo acompañó la noche anterior y decide visitarla con una excusa: buscar el abrigo. Un señor con mirada triste y sorprendido, le dice que su hija está muerta. Juntos van al cementerio y ante la mirada atónita de ambos, la campera del joven inesperadamente aparece sobre las teclas del piano.
Las historias vuelan de voz en voz, de pena en pena; se dispersan, se unen, se entrelazan. Los nombres cambian, pero la muchacha es la misma, es la que siempre estará junto a los suyos acompañándolos con una eterna melodía que quedará grabada, también, en la memoria de todos.
DOCENTES
Anabel Ortiz,
Marcela Ponce,
Rodrigo Zapata,
Ángel Choque,
Iris Pereira
ELENCO
Ángel Dezorzi,
Nahuel García,
Marcelo Gonzales,
Rodrigo Hoyos,
Facundo Martínez,
Josías Pacheco,
Maximiliano Rodríguez,
Facundo Zalazar,
Marcos Godoy,
Jenifer Aguilar,
Stefania Amitrano,
Daiana Aranda,
María Candia,
Celeste Carrizo,
Ludmila Coronel,
Ethel Figueredo,
Alma Gil,
Milagros Gutiérrez,
Lourdes Martínez,
Jaqueline Martínez
María Nievas,
Agustina Pizarro,
Camila Sosa,
Fernanda Vargas,
Miriangeles Montiel,