Felipe estudia violín desde los 4 y Bianca hace lo mismo desde los 6; ambos forman parte de la Orquesta Infantil y Juvenil de la Municipalidad de San Luis. Durante su presentación en el espacio cultural, demostraron una destreza y pasión única por el instrumento, desatando la ternura del público a medida que interpretaban las melodías de su repertorio folklórico.
La sala del Cine Teatro San Luis se impregnó de emociones cuando se escuchó “La cumparcita”, “Lacrimosa” y “Morena”, llevando al público por un paseo musical inolvidable. En la última canción, Tatiana Calderón y Damián Zuñiga, dos bailarines que integran la agrupación “La Máquina Tanguera”, desplegaron su talento en el escenario, envueltos en la melodía que la orquesta pintaba en el aire.
Mientras tanto, los acordes de Felipe y Bianca fluían de sus violines sin nerviosismo, lo que reflejó una gran madurez musical a su corta edad. Felipe, a quien el piso le quedaba lejos, apoyaba sus pies sobre un banquito colocado cuidadosamente para que esté cómodo, mientras que Bianca, con una concentración envidiable, mostraba todo su talento en el auditorio.
Al finalizar, la Orquesta Infantil y Juvenil de la Municipalidad de San Luis recibió un cálido y emotivo aplauso por parte de los espectadores, un gesto que seguramente quedará grabado en la memoria de los pequeños artistas para siempre.
Luego de la participación en la Vigilia Patria y ya en el camarín, acompañados por sus familiares, los pequeños artistas se animaron a contar más de su mágica experiencia sobre el escenario.
“Me sentí re bien tocando en el Cine Teatro. Lo que más me gusta es tocar las cuerdas, mover los deditos y sostener el violín “, comentó Felipe.
Bianca, por su parte, expresó que se sintió igual de emocionada por el recibimiento del público y añadió: “Lo que más le gustó del teatro fue el escenario por sus grandes dimensiones”.
En la mirada de los jóvenes, sus ojos reflejaban el anhelo de seguir creciendo y alcanzar el éxito en aquello que los apasiona. Era un destello de esperanza y determinación que inspiraba a todos los presentes.
Por último, y antes de emprender el viaje de regreso a sus hogares, los virtuosos de las cuerdas tocaron unos acordes de “Estrellita, ¿dónde estás?”, para culminar con una noche memorable en la que brillaron con luz propia.
