Al cumplirse los 200 años de este hecho histórico, el historiador Martín Baca explicó que en el año 1820, Juan Pascual Pringles con el grado de teniente se encontraba en Perú formando parte de la Expedición Libertadora. Allí también estaba en cercanías el batallón “Numancia”, perteneciente al ejército realista, el cual contaba con poco más de mil plazas.
“Por medio de un acuerdo secreto entre patriotas y oficiales de aquel batallón enemigo, se esperaba que pronto aquel se sumara a la causa americana. Para lograr este objetivo, el general San Martin utilizó hombres de confianza que llevaran y trajeran información. Así, a fines de noviembre se dispuso una partida al mando del teniente Pringles, con la misión de escoltar a un joven peruano patriota; hombre de confianza de Alvarado y San Martin; quien portara un pliego para algunos oficiales del batallón Numancia”, explicó Baca.
El historiador continúa describiendo que este grupo de patriotas marchó toda la noche y al amanecer llegó a Pescadores, una caleta situada a 15 kilómetros de Chancay, lugar del despacho de aquel mensaje, de lo cual dejó fiel testimonio Rudencio Alvarado.
En base a las consultas bibliográficas realizadas por Martín Baca, Pringles y sus hombres son sorprendidos esa mañana por una partida realista de unos setenta hombres, triplicando así las fuerzas patriotas. Entonces, Pringles formó carga de caballería junto a diecinueve granaderos y se lanzó al enemigo rompiendo las filas en el primer choque. Dada la disparidad de fuerzas, los patriotas son reducidos y el bravo Pringles, a rienda tendida, clava espuelas en su corcel y sin dudarlo entra en el Océano Pacifico, seguido por algunos granaderos. Al ver el arrojo y la dignidad de los patriotas, dos oficiales enemigos a gritos desde la costa le dan garantía de vida ante una rendición.